Trastorno Obsesivo Compulsivo
(TOC)
Escrito por MPSS Alejandra Mar Bernal bajo la supervisión de la Dra. María Yoldi.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de obsesiones o compulsiones constantes que causan severo malestar al individuo. Interfieren de manera significativa con la rutina normal, la función laboral, las actividades sociales y las relaciones interpersonales. Una persona con TOC puede tener obsesiones, compulsiones o ambas.
Una obsesión es un pensamiento, sentimiento, idea o sensación recurrente e intrusiva, es decir que se presentan de forma involuntaria y le resulta al individuo difícil desviar su atención de éste.
A diferencia de la obsesión, que es un acontecimiento mental, la compulsión es una conducta recurrente, realizada de forma repetitiva, de una forma específica y exagerada, por ejemplo, contar, verificar u ordenar. En muchas ocasiones tiene el fin de disminuir la intensidad del malestar provocado por la obsesión (por ejemplo, ante el pensamiento obsesivo de que mis manos están sucias, viene la compulsión de lavarlas). Sin embargo, el grado de asociación entre un pensamiento obsesivo y la conducta compulsiva acompañante varía de una persona a otra y a lo largo de la evolución del padecimiento en un mismo individuo.
Una persona con TOC es consciente de la irracionalidad de la obsesión y experimenta la compulsión como una conducta anormal y no deseada, aunque el grado de consciencia al respecto varían de una persona a otra, y a lo largo de la evolución del padecimiento.
El TOC tiene un fuerte componente biológico, si bien, como todo padecimiento psiquiátrico, existen componentes psicosociales que intervienen en su desarrollo y evolución.
En el aspecto biológico, se han documentado cambios en estudios de neuroimagen en áreas específicas del cerebro relacionadas con
- informar a la parte consciente del cerebro de la presencia de un estímulo,
- determinar la relevancia otorgada a ese estímulo y
- el proceso de decisión de qué hacer con respecto a él.
La comunicación entre estas áreas se da a través de circuitos neuronales, regulados por distintos neurotransmisores. Se ha encontrado pues que estos circuitos funcionan de forma distinta en las personas que tienen TOC, tendiendo a la reverberación (es decir que permanecen “prendidos” a pesar de haber sido atendidos, volviendo a enviar la misma información una y otra vez).
Las obsesiones y compulsiones pueden ser de muchos tipos, y muchas veces su contenido está relacionado con la personalidad y ambiente de la persona, aunque no necesariamente. Por ejemplo, se pueden clasificar en obsesiones y compulsiones de:
- verificación (p. ej. verificar que está cerrada la puerta, la llave del gas)
- contaminación/ limpieza (p. ej. preocupación excesiva por gérmenes o contaminantes / limpieza exagerada de las manos)
- agresión (p. ej. imágenes intrusivas de actos violentos; temor constante de agredir a alguien)
- sexuales (p. ej. imágenes intrusivas de tipo sexual)
- acumulación (p. ej. preocupación por tirar algo que podría servir posteriormente)
- religiosas (p. ej. Preocupación constante de haber blasfemado)
- simetría o exactitud (p. ej. Pasar horas ordenando la ropa)
- somáticas (p. ej. Preocupación de haber enfermado)
Es importante destacar que estos pensamientos y acciones consumen mucho tiempo de la persona afectada (más de una hora diaria) y provocan un malestar significativo, asociado con un deterioro en lo laboral, social y otras áreas de funcionamiento.
El tratamiento consiste en regular estos circuitos cerebrales. Para ello se utilizan fármacos que actúen sobre los neurotransmisores. Los más utilizados son los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (como fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina, sertralina o citalopram). También se llegan a utilizar antidepresivos tricíclicos como clomipramina.
Por otro lado, también es de gran importancia la psicoterapia, siendo la terapia cognitivo conductual y la terapia de aceptación y compromiso las que mayor evidencia tienen de eficacia. En éstas se busca enseñar a la persona diferentes estrategias para manejar el malestar asociado con los síntomas, así como diferentes técnicas que ayudan a desviar efectivamente la atención de los estímulos, logrando con ello y en conjunto con el tratamiento farmacológico, reducir las obsesiones, las compulsiones y en especial la disfunción asociada a éstas.
En alrededor del 20% al 30% de los pacientes los síntomas mejoran significativamente, y en un 40% a 50% la mejoría es moderada. En el 20% a 40% restante los síntomas se mantienen o se agravan.
Sarkhel, S. (2009). Kaplan and Sadock′s Synopsis of Psychiatry: Behavioral Sciences/Clinical Psychiatry, 10 Th edition.